“LAS
TAREAS DEL PROFESOR Y SU INCIDENCIA EN LA MOTIVACIÓN DE LOS ALUMNOS” Tomado de
ALONSO TAPIA, J. Y CATURLA FITA, E. (1996): La motivación en el aula. Madrid:
PPC pp. 83-95.
REFLEXIÓN:
Tras haber leído este documento en clase, me gustaría
aportar mi reflexión en torno a él.
Dicho documento intenta explicar “los ingredientes”
necesarios para propiciar la motivación en el aula. Pues bien, ahí voy con la
reflexión que he realizado de cada uno de los epígrafes que presenta dicho
documento.
-El profesor como diseñador del currículo.
Los docentes nos encontramos en el tercer nivel de
concreción, es decir, tenemos que adaptar lo establecido en las Programaciones
Didácticas a las características específicas de nuestro grupo-clase. Aquí es
donde los docentes tenemos una importante labor: contextualizar el nivel de
concreción anterior a las peculiaridades de nuestro alumnado.
Por ello, es fundamental a la hora de programar
considerar los conocimientos previos, las características, los intereses,…de
nuestros alumnos, ya que es necesario para provocar un conflicto cognitivo que
lleve a nuestros alumnos a aprender.
Por tanto, debemos partir de sus conocimientos previos,
para dar lugar a procesos de enseñanza-aprendiza realistas, ni muy fáciles ni
muy difíciles, lo necesario para que el niño aprenda y siga motivado por
aprender. No obstante, no olvidaremos que para dar lugar a ese conflicto
cognitivo y a esa ampliación de las estructuras cognitivas se nos exige a los
docentes llevar a cabo una transposición didáctica (Chevallard Y.).
Asimismo, lo anterior nos lleva a recordar lo importante
que es la significatividad de los aprendizajes, de tal forma que lo aprendido
sea funcional para el niño, extrapolable a otras situaciones distintas en las
que se ha aprendido.
Por tanto, partiremos de las experiencias del alumnado ya
que para que algo sea aprendido y de forma motivante es importante que nos
emocione, que toque nuestro interior. Éste será el único camino que nos lleve a
desarrollar las capacidades que lleven al niño a desplegar las distintas
dimensiones de su personalidad.
-El
profesor como evaluador de resultados, procesos y sistemas.
Cuando
hablamos de evaluación no debemos solo referirnos a la evaluación del alumno
sino que es necesario evaluar también nuestra propia acción como docentes,
nuestras programaciones, recursos, métodos,…
Debemos considerar la evaluación como un instrumento que
nos permita mejorar los procesos de enseñanza/aprendizaje, así como los
resultados mismos.
Los resultados de la evaluación deben ir más allá, deben
ser analizados y reflexionados profundamente para tomar las decisiones
oportunas que nos permitan mejorar nuestra labor de enseñanza y el proceso de
aprendizaje de nuestros alumnos; de ahí que necesitemos una evaluación
funcional y práctica.
Ya hemos señalado que la evaluación nos debe ayudar a
mejorar nuestra práctica docente y los resultados de nuestros alumnos.
Alonso Tapia propone la evaluación no en un sentido
peyorativo sino como una oportunidad para mejorar y aprender, evitando
comparaciones con los otros y en la que se haga hincapié en la comparación con
uno mismo. Para ello propone las siguientes estrategias con las que estoy
totalmente de acuerdo:
-diseñar evaluaciones que permitan conocer qué domina o
no el alumno y por qué.
-informar cualitativamente sobre qué es necesario
corregir.
-potenciar la autoestima y el autoconcepto del alumno
para que confíe en sus posibilidades.
-no hacer públicos los resultados de la evaluación.
-El profesor como investigador.
Es necesario innovar para mejorar los procesos y los
resultados; son muchos los aspectos que
podemos investigar para mejorar y conseguir un sistema educativo cada vez más
productivo que se adecúe a la realidad del alumno. De este modo, cada vez
estaremos más próximos a planteamientos más claros y enriquecedores que hagan
que los niños aprendan más y los profesores enseñen mejor.
Por ello, es necesario que nos den a los maestros la
oportunidad de investigar e innovar pues, ¿quién mejor que nosotros que
conocemos la realidad del alumnado, para hacer más prácticos los planteamientos
teóricos?
Actualmente, muchos maestros están interesados en
investigar, por ello, muchos de ellos son integrantes de grupos colaborativos
que abordan diversos temas con este fin: el de innovar y mejorar. Por ejemplo,
Castilla-La Mancha apuesta por ello dando la oportunidad a los maestros de
trabajar colaborativamente en grupo sobre distintos aspectos.
-El profesor debe enseñar a pensar y
enseñar a aprender a sus alumnos.
Es importante enseñar a pensar ya desde Educación
Infantil; sobre todo desde el segundo ciclo de Educación Infantil.
Es fundamental trabajar de forma integrada los contenidos
conceptuales, procedimentales y actitudinales. Aunque es cierto que esto es así
desde EI, sí que también fomentamos un poco más el desarrollo de procedimientos
debido a que potencian el papel activo del alumnado ayudando a alcanzar los
objetivos propuestos.
En EI, los conceptos, debido a la dificultad de
abstracción del niño no adquirirán un mayor peso y sentido hasta la Educación
Primaria.
En Educación Primaria seguiremos recurriendo al tratamiento de todos los contenidos,
incluidos los procedimentales que se refieren al conjunto de habilidades,
destrezas,…que les ayudarán a adquirir las capacidades propuestas. Y es que
debemos potenciar esos procedimientos, destrezas, habilidades…, para enseñar a
pensar, pues proporcionarán instrumentos que ayudarán a los niños a comprender,
a analizar, sintetizar,…, aspectos fundamentales para desarrollar mentes
pensantes capaces de enfrentarse y abordar cualquier información. No se ha de
olvidar que estamos en la Sociedad del Conocimiento y necesitamos instrumentos
para seleccionar y crear información útil desde un punto de vista crítico.
Por tanto, esos procedimientos proporcionarán a los niños
instrumentos para enfrentarse a la información, así de esta manera no se
bloquearán ni se desmotivarán ante la misma.
Lo mismo ocurre con enseñar a aprender a los alumnos,
será necesario que aprendan estrategias de aprendizaje, técnicas,…, que
faciliten al niño aprender; de este modo, fomentaremos su capacidad para
aprender a aprender, la reflexión sobre su proceso de aprendizaje y su
autonomía.
Por otro lado me gustaría añadir que muchas veces se
intenta etiquetar a los niños con déficits de atención, de memoria,…, cuando en
realidad lo que poseen son déficits de instrumentos para enfrentarse a sus
aprendizajes. Así, si los niños tuviesen más herramientas se sentirían más
autónomos, más seguros de sí mismos, más motivados y, en definitiva,
conseguiríamos mejores resultados.
-El profesor como orientador/tutor.
Concebir al tutor como orientador es fundamental ya que
forma parte de su acción tutorial; además, es importante entender esta
orientación desde dos puntos de vista:
-informar y orientar hacia el futuro universitario o
profesional más adecuado de acuerdo con las capacidades que posea el alumno y que
le hagan más motivado y autorrealizado.
-orientar para ayudar: a lo largo del proceso es
necesario proporcionar al alumno una atención personal, para ayudarle a
progresar, para motivarle, para analizar sus éxitos, para ayudarle a superar
sus fracasos,…
Por todo ello, es fundamental contar como docentes con
dos cualidades: la escucha y el ser buen comunicador, ya que debemos escuchar
al niño, dialogar con él, …Así, solventaremos a tiempo muchos problemas de
aprendizaje que después pudiesen presentarse
y que harían decaer la motivación del alumno.
-El profesor como transmisor de valores.
Como anteriormente señalé, es primordial trabajar
integralmente los tres tipos de contenidos (conceptuales, procedimentales y
actitudinales) ya que cada uno de ellos nos aportan saberes diferentes que en
su conjunto conllevan a lograr el fin último de la educación: el desarrollo integral.
De este modo, siguiendo las ideas de Jacques Delors podemos afirmar:
- que los conceptos desarrollan “el saber”.
- que los procedimientos desarrollan “el saber hacer”
- que las actitudes desarrollan “el saber ser/estar”.
Por tanto, esto es suficiente para aprobar la importancia
de trabajar los tres tipos de contenidos. Aun así, durante mucho tiempo se
menospreciaron las actitudes, los valores,…, pues parecía que debían de ser
transmitidos por el profesor de religión, de ética, por la familia,....Pero se observa
como el Currículo también ampara este tipo de contenidos de ahí que tengamos
que llevarlos a cabo incluyéndolos en la planificación de los procesos de
enseñanza/aprendizaje de una forma meditada y sistematizada.
Además, hemos de ser conscientes de la existencia del
“Currículo Oculto”, esto quiere decir que inconscientemente los profesores
somos transmisores de valores que los niños aprenden sin darse cuenta, de ahí
que nos propongamos ser correctos modelos.
DELORS,
J.:
La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO. Santillana. Ediciones
UNESCO.
-El
profesor como miembro de un equipo.
No podemos olvidar que el profesor es miembro de un
equipo; es necesario que exista una coordinación entre todos los docentes que
imparten docencia en el grupo y en el centro, al igual que es necesario que
exista un consenso en todas las decisiones tomadas por ellos para poder
trabajar en una misma línea y poder alcanzar los objetivos fijados por todos.
Es necesario que predomine un clima de equipo sano, en el
que se intercambien ideas, se reflexione, se investigue,…, así sus miembros se
enriquecerán y, a su vez, se conseguirán conclusiones, ideas,…, operativas para
los centros. Y todo ello redundará finalmente en nuestros alumnos quienes
captarán el buen ambiente que hay entre sus profesores y hará que ellos también
sean partícipes del mismo y por tanto, se sientan más motivados.
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