Esta expresión, que en español podría traducirse como lugar de control interno, se refiere a
asumir la responsabilidad de lo que hacemos y las consecuencias que se deriven, sin echar la culpa a los demás.
Este término viene reflejado en el documento “Características y actitudes de los
profesores que mantienen una buena relación con los alumnos” y he querido
reflejarlo en mi blog ya que me parece que es un aspecto muy interesante que
está presente tanto en la labor del docente como en el esfuerzo del alumno.
Como buenos docentes deberíamos asumir la responsabilidad
que supone nuestro quehacer y las consecuencias que se derivan del mismo. En
relación a esto me gustaría hacer referencia a aquellos profesores que tienen
fama de suspender mucho. Una cuestión importante que se podría plantear es,
cuando un profesor analiza los resultados de la evaluación y observa que hay
más suspensos que aprobados, ¿no debería analizar su práctica para detectar qué
está haciendo mal? Con esta pregunta no me estoy refiriendo al nivel
universitario. Igualmente de importante es analizar los resultados de la
evaluación cuando los resultados son otros, no olvidemos que evaluamos para
mejorar el proceso de enseñanza y el de aprendizaje.
Es cierto que puede darse el caso de que el profesor se
encuentre con una clase con unas características en las que el aprobado sea
difícil de alcanzar por los alumnos, pero en general, ese tipo de profesores sí
que podrían plantearse la pregunta anterior.
El internal locus
of control también se puede referir a los alumnos y a sus padres. Se sabe
que muchos recurren a la siguiente justificación: “si el niño aprueba, ha aprobado el niño, pero si suspende, le ha
suspendido el profesor”.
La idea que se puede tomar de esta aportación es que
tanto docentes como alumnos deben de asumir tanto sus responsabilidades como
las consecuencias de las mismas; de ahí que sea necesario trabajar la autonomía
y responsabilidad con el fin de controlar nuestras acciones.
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