Tomando como referencia : LUCENA FERRERO, R. (2008). El
profesor que programa: La programación como instrumento de trabajo. En SÁNCHEZ
HUETE, J.C. (cood.). Compendio de
Didáctica General. Madrid: CCS.
El profesor que programa: La programación como instrumento de trabajo. (Lucena Ferrero, R.)
El profesor que programa: La programación como instrumento de trabajo. (Lucena Ferrero, R.)
El maestro ha de contar con un amplio abanico de
habilidades para llevar a cabo su labor; una de estas habilidades es la de
contar con la capacidad de planificar.
Es importante considerar como sinónimos programación y
planificación puesto que ambos se refieren al esfuerzo de concretar aquello que
perseguimos alcanzar mediante la acción
educativa, así como a la organización del plan de acción que se debe llevar a cabo para su logro.
Llevar a cabo una programación del proceso supone
establecer una guía de acción de la enseñanza a la vez que permite al maestro
actuar con mayor seguridad y confianza en su quehacer diario.
La dinámica del día a día en el aula es frenética, no nos
permite ir planificando sobre la marcha; de ahí que sea necesario que la programación
se lleve a cabo previamente. Además, dicha programación ha de entenderse como
una actividad de reflexión que supone “pensar la práctica”.
Asimismo, otras las razones que explican el peso de la programación pueden ser:
-la programación se constituye como el referente básico
de la evaluación, permitiendo valorar todo lo realizado a lo largo del proceso.
-permite que los alumnos conozcan lo que se espera de
ellos disminuyendo su incertidumbre.
-se establece como una herramienta de comunicación con las familias conociendo aquello que se
les exige a sus hijos y lo que se espera que logren.
Y finalmente cabe decir que cuando el docente programa
está dejando ver en su programación su forma de entender la educación.
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